¿POR QUÉ ES NECESARIA LA LIBERTAD EN EL ÁMBITO DE LA CULTURA?

Definición común: Libertad,  condición del que puede obrar según su propia voluntad.

Marco de referencia: Veamos a continuación qué dicen los primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que atañen al concepto de Libertad.

Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 3 Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Lo que nuestro criterio aporta.

La libertad manifiesta una posibilidad al alcance todos; un itinerario de conciencia y práctica a realizar; un proceso a desarrollar; un horizonte ineludible e inagotable que nos interroga. Es una posibilidad históricamente lograda, de reconocimiento en todo ser humano de nuestra dignidad, cuyo contenido queda a realizar. La libertad como derecho de nacimiento de cada individuo, supone la asunción de la mayor de las responsabilidades individuales, en la sociedad más madura, respetuosa, justa y éticamente desarrollada que podamos imaginar. Que no es la nuestra.

Entonces, lo que se nos muestra en estos primeros artículos como derecho, deviene aspiración y conquista en nuestra realidad. Si entendemos el derecho a la libertad individual en la voluntad, como algo ideal a conquistar en algún momento de la historia un gran primer paso a lograr sería tratar de conquistar la libertad individual en donde podemos librar todos las primeras acciones de conquista: sobre uno mismo. Y el primer paso, es conocernos. Nuestras propias luces y sombras. Y en este proceso, no hay Declaración ni ley que nos obligue, por tanto es un gesto de elección y por ello de libertad.

Como consecuencia lógica, deberíamos tratar de conocer y después elegir, aquellos aspectos de la cultura con los que más nos identifiquemos y sintamos que queremos desarrollarnos. Individualmente. Y dado que de conquistas se trataría, de forma consecuente uno debería aspirar a escoger siendo libre; es decir, habiéndose desapegado de cuantas ataduras culturales y educativas, no ha escogido con un mínimo de madurez y conocimiento. Y conquistado para sí el espacio de objetividad suficiente que le permita reelegir aquellos aspectos culturales que ya le acompañaban y considere correctos y adecuados y escoger aquellos otros que conozca y quiera para sí. Siempre en el bien entendido de que lo que uno descubra que es adecuado para uno mismo, no tiene porqué serlo para los demás, a no ser que libremente lo escogieran.

Es un desafío individual: nadie nos puede sustituir, pero implica un modo nuevo de relación de nuestra individualidad con los demás. A diferencia de lo que se explica en la Declaración, la vida enseña que la razón y la conciencia no son derechos innatos sino que han de ser conquistados y desarrollados individualmente, para su buena utilización dentro de la comunidad. La históricamente conocida como lucha para “alcanzar la libertad” –de la cual socialmente aún no conocemos más que unos propósitos/propuestas que recogen los derechos humanos y un sinnúmero de personas y colectivos en sus escritos y luchas sociales- siempre se ha encontrado con un muro infranqueable (de momento) cuando el ser humano trata de reclamarla como derecho frente al poder de cada momento. Individual y colectivamente.

Cada pequeño avance que se ha conseguido, en cuanto al reconocimiento de algún aspecto que ataña a la dignidad humana, ha supuesto y sigue suponiendo grandes dosis de frustraciones, sufrimiento, dolor y silencios. En proporciones incontables, sobre todo porque cada ser humano que padece por algo lícito, es eco y resuena con todos los que viven su misma situación. Y que sólo en los últimos tiempos, podemos empezar a ver y reconocer como propios, aunque se experimenten en otra parte del mundo. Y aunque duela verlo o sentirlo, podemos escoger mirarlo, hacerlo propio e intentar hacer algo para que deje de ocurrir.

Históricamente el proceso de libertad se vincula al del progreso, logro, éxito a costa de lo que sea; aunque incluya la producción de sufrimiento e injusticia, pudiendo llegar a justificarse como inevitables, como suele ocurrir en todo proceso de lucha y conquista. Un proceso de libertad implica hacerse cargo de esa cuestión hasta ahora no presente en el discurso y práctica de la libertad. Es decir, de la capacidad también de producir la barbarie. Como de eso la razón no se ha ocupado, quien nos lo hace presente ahora es la memoria.

Esto es un desafío inédito y con él también aparece la posibilidad de discriminar, también en nuestro lenguaje, qué es y ha sido la lucha por la libertad y qué queremos que sea para que podamos afirmar que es en nuestro nombre. En el nombre de la humanidad, por y para ella. Y no a su costa, que es la nuestra. Esta conciencia de libertad, exige hoy día tener puntos de referencia que permitan hacerse cargo de esa posibilidad de barbarie. En todas las luchas sociales que se han hecho para dignificar la vida de la mayoría, aunque se hayan conseguido logros tras muchos sufrimientos, la experimentación del fracaso por parte de muchos es casi determinante. Incita a dejar de luchar y a dejar por imposible cualquier intento frente a lo que impide elevar la condición humana a los mínimos deseables.

Pero afortunadamente, cuando pasa el tiempo reparador necesario, las ansias de avanzar reaparecen. Y nuevos corajes e ideas sustituyen y complementan a los antiguos. Así, el sufrir silencioso, las verdades calladas por la fuerza, toman forma en nuevos impulsos sociales en sintonía y cualidad con lo que cada nuevo tiempo puede propiciar. Aunque pudieran parecer baldíos, los auténticos esfuerzos para el avance de la humanidad, metamorfoseados, sirven. Los supuestos fracasos de otro tiempo, buscaron la madurez para aparecer como conciencia individual; y convertidos en función de realidad han podido ser fundamento de nuevos conocimientos y procesos individuales y sociales.

Definición común.

Cultura: Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse y desarrollarse por medio del ejercicio de las facultades del hombre. Otro concepto a revisar, sería el que nos ha llegado como cultura. Porque en aquellos modos que han implicado daños sobre indefensos, seguramente una sociedad como la nuestra, en los aspectos más éticos y humanos que hemos sido capaces de asentar socialmente, no los podemos aceptar. Podemos, eso sí, con lo que ha llegado hasta nuestro tiempo, construir. Sin ánimo ni objetivo dañino alguno. Individualmente, pero también con otros que en los mismos términos de respeto y consideración queramos crear y sumar cultura (en los términos que la ética y la dignidad humanas sostengan) para vivir todos mejor.

Definición creada.

Libertad Cultural: Condición de poder escoger cómo cultivar los conocimientos humanos y de afinarse y desarrollarse por medio del ejercicio de las facultades del hombre En la época de la globalización podemos comprender que el mercado es común, que el conocimiento está asequible a muchos y el manejo de los recursos naturales ya no está anclado al lugar. Podemos aspirar a lograr la globalización de la posibilidad individual para escoger cuál es la mejor opción de fuente cultural ó con lo mejor de todas ellas, crear lo que entendamos adecuado para cada uno de nosotros. Según el criterio de cada uno.

Diversidad implica riqueza de experiencia y de forma de vivir y entender la vida, a las personas y a la naturaleza. Sin embargo, la homogeneidad, la uniformidad, generan pobreza en las percepciones e interpretaciones de la realidad. Por ello consideramos legítimo que exista la posibilidad para todo ser humano, de acceder a los conocimientos que la humanidad ha generado a lo largo de la historia, para que cada cual pueda obrar con ellos a fin y efecto de cultivarse.

Y el primer paso para lograr esta forma cultural, es a través de la educaciónY la principal responsabilidad sobre cómo son educadas las generaciones, recae sobre los padres. Los padres deben tener la posibilidad de elegir cómo y dónde quieren que sus hijos cultiven los conocimientos humanos, qué imagen y modelo de ser humano, naturaleza y universo admiten como propia y en qué modo consideran correcto desarrollar las facultades del ser humano. Sería deseable que las madres y los padres, a su vez, consiguieran no tener que delegar en ningún estamento o administración cuestiones tan delicadas y trascendentes. Y para ello es necesaria una nueva suma de conquistas: que los progenitores se cultiven para tener conciencia y criterio, a la hora de determinar el o los (sus) modelos deseables en la educación y que los profesionales educativos desarrollen sus cuerpos de conocimiento para una correcta difusión y comprensión paterno/materna.

De esta manera, sin interferencias interesadas de otros ámbitos sociales, políticos, religiosos o económicos, podríamos conseguir lo que la Declaración de los Derechos humanos proclama en su Artículo 26:

1.- Toda persona tiene derecho a la educación.

3.- Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

CONCLUSIÓN

Por  todo lo expuesto entendemos que es necesaria la libertad en el ámbito de la cultura. Es muy difícil que un individuo pueda expresarse y experimentar, en el estado de salud y equilibrio deseable para vivir en dignidad, si no tiene la posibilidad de desarrollarse y madurar siendo protagonista de su propia educación. Si no tiene la posibilidad de decidir con qué modelos y cuerpos de conocimiento se siente identificado. Primero por acción de sus progenitores o responsables legales y después, en elección propia, si así lo quiere.

Documentos CiC Mayo 2012