Apreciados/as: Desde nuestra asociación civil Criteri i Consciència, queremos apoyar un impulso que genere un real y profundo cambio en los marcos, modelos, modos y sistemas de vida dentro de los cuales nos encontramos. Estamos ante una oportunidad crucial. En pleno siglo XXI, y en el marco de una globalización que no puede sustraerse a los efectos de esta crisis sistémica: financiera, política, económica social y cultural, que estamos padeciendo (podrá variar su crudeza, dolor o precariedad, pero no las causas que la generan) en la que se pone de manifiesto el agotamiento del modelo político-jurídico, económico y social que la alimenta y de sus alternativas históricas, que afecta tanto a las prácticas formales desarrolladas, como a la justificación y legitimación de las mismas y al soporte cultural masivo que lo ha hecho posible.
Este modelo se basa en el objetivo del progreso material indefinido a costa de la exclusión y eliminación de personas y pueblos y del agotamiento de los recursos naturales. La lógica, no reconocida, de dichos modelos es – por un lado – la realización de ese objetivo a costa de la producción de desigualdad e injusticia, del beneficio y bienestar de unos pocos a costa de los más débiles. Y, por otro, del secuestro de la conciencia bajo las múltiples formas que la han soportado, generando un estado social masivo de indignidad.
Pretender mantener ese modelo de progreso, como hoy se sigue pretendiendo política y culturalmente, es mantener un secuestro de la conciencia y un estado social de sufrimiento que está siendo perpetuado por los agentes financieros, a través de la gestión política de los gobiernos.
Es casi anecdótico desde dónde puede surgir un proceso de crítica, búsqueda y aprendizaje de otras posibilidades materiales, culturales, sociales y políticas. Seguramente lo importante es procurar que suceda, en los distintos plazos que cada nivel de análisis requiera, desde lo más sencillo, como que a nadie le falte lo básico para vivir en la dignidad (básica, también) hasta lo más complejo que podría apuntar a fundamentar un cambio de modelo social, cultural y político, cara a las futuras generaciones.
Sumarse a ese proceso pasa ineludiblemente por poner en cuestión los supuestos teóricos y las prácticas habidas y repensarlos desde la lógica a la que respondían; pues con ese bagaje hemos producido lo que ahora tenemos. Esta tarea es ineludiblemente individual y el itinerario puede realizarse compartido libremente con otros. En esta línea de construir colectivamente, Criteri i Consciència puede aportar, de entrada, el trabajo para lo cual ha sido constituida y estamos desarrollando.
Criteri i Consciència (CiC) se constituyó formalmente en 2010 como un espacio de diálogo público, libre, con la voluntad de generar encuentros entre iguales, en la búsqueda del bien común. Pretendemos desarrollar actitudes sociales, promover iniciativas y proyectos posibilitadores de transformación social (nuevos espacios públicos, cívicos) que permitan elaborar una dimensión nueva de la política que sea capaz de encauzar dinámicas sociales hoy, al margen de los cauces políticos vigentes. Por tanto nos significamos como semilla de un movimiento civil que contribuiría a alumbrar también un espacio político pertinente. Este movimiento civil sólo es posible desde un proceso de criterio y consciencia. Para ello es necesaria la crítica de las justificaciones de prácticas y modelos políticos, económicos, sociales y culturales vigentes y la construcción de pautas inteligibles que puedan hacerse cargo de la complejidad de la sociedad actual, y del estado masivo de desigualdad e injusticia que esta misma sociedad (en sus agentes y estructuras responsables) ha producido, apoyándose en el silencio y/o la delegación de la mayoría.
Los gestores de esta sociedad han generado una situación de desigualdad e injusticia, apoyándose – precisamente – en dicho silencio y delegación. En CiC trabajamos para generar espacios, en los que la dignidad humana sea el valor ético principal que rija las relaciones entre los seres humanos y sus organizaciones, culturales, sociales, políticas, legislativas y económicas. Tratamos de aportar impulsos que posibiliten el bien común, trabajando para lograr la libertad en el ámbito de la cultura, la igualdad, en el ámbito jurídico-político y la fraternidad en el económico-empresarial. Y no entendemos estos ideales tanto como derechos – que también lo son- sino como conquistas necesarias, tanto individuales como colectivas. Trabajamos para idear y desarrollar elementos compensadores e impulsos que den el protagonismo a los actores principales de nuestras sociedades: los seres humanos comunes, la inmensa mayoría. Y con ello, colocar la dignidad en los lugares a los que no se ha permitido acceder y mantenerse: la construcción de las propias vidas insertadas en el tejido social, para así crear uno nuevo.
Cualquier corriente de pensamiento o espiritual actual o futura que se signifique, siempre y cuando se muestre útil y respetuosa para posibilitar el bien común, cabe en esta propuesta de camino que consideramos trascendente. Ese respeto por la libertad de las identidades culturales que cada cual pueda escoger, porque le sea fundamental para su desarrollo individual, no puede vivenciarse sin unas leyes que le garanticen la igualdad en su dignidad como ciudadano y persona. El espacio jurídico y político debe centrar su desempeño en conseguirlo para todas las facetas de relación entre seres humanos, entre seres humanos y organizaciones y entre las organizaciones. Porque en un desarrollo deseable, desde nuestro punto de vista, la dignidad y su preservación debe estar sobresaliendo en toda actividad humana.
En el ámbito de la actividad económica y empresarial entendemos que debe regir el mismo criterio, en cuanto a la preservación de la dignidad humana, la del medio ambiente (global) y el cuidado de la solidaridad (local y en la medida de lo posible, global también), para apoyar y desarrollar organizaciones que no se puedan regir exclusivamente hacia el afán de lucro de unos cuantos auto escogidos.
El punto esencial es iniciar un proceso de construcción de un modelo político donde libertad, justicia y solidaridad, cada uno en su ámbito preservado y colaborador del global, sean el engranaje de este modelo. En este nuevo modelo hay un previo que es no repetir el modelo anterior, ni crear uno “diferente” porque el actual no nos satisfaga. Tenemos que entender la lógica del modelo viejo (actual) para no repetirla y para crear un modelo nuevo desde una nueva consciencia que también hemos de construir. Y esto se puede realizar, sin perder de vista la resolución de lo que acucia a la situación de la mayoría y que precisa de soluciones urgentes.
El marco de estos nuevos retos señala a la redacción de una nueva constitución que los regule. También en ese trabajo, Criteri i Consciència aporta su voluntad de colaboración, en el supuesto de que lo sustancial de nuestra propuesta sintonice con el núcleo del impulso que ha generado vuestro Manifiesto. Esperando vuestra respuesta, aprovechamos para animar la iniciativa (de la cual participamos) y que tan valientemente habéis iniciado.